Sabemos que tu casa no sólo es tu casa, es tu hogar y que por ese motivo tienes recuerdos y enseres acumulados a lo largo de toda una vida: cuadros, figuras, marcos con fotos, ventiladores de pie, el robot de cocina que tanta falta te hacía… pero, a la hora de poner tu vivienda en el mercado, todos esos “extras”, lejos de mejorar la experiencia del comprador y ayudar en la venta, suponen un obstáculo importante en la impresión que el cliente se puede llevar tras una visita.
LA PRESENTACIÓN NO LO ES TODO…. PERO CASI
Presentar una vivienda de forma adecuada al mercado y conforme a las tendencias actuales es (o debe ser) una tarea de obligado cumplimiento si quieres obtener el máximo rendimiento posible por tu casa. Antes de mostrarla a posibles compradores debe estar lo más recogida posible y con el menor número de efectos personales y de carácter privado a la vista. Muchas veces, el exceso de decoración o mobiliario puede conducir a la sensación de que los espacios son más reducidos de tamaño de lo que realmente son. Igualmente, el posible comprador necesita ver una casa despejada para poder visualizarla conforme a su imaginario, sin elementos que le distraigan del objetivo primordial que es poder valorar el inmueble en su conjunto.
PRESUME DE CASA
Un reportaje fotográfico de una vivienda completamente cargada de elementos decorativos (innecesarios para la venta del inmueble) suele resultar contraproducente en la mayoría de los casos. Hoy en día el mercado inmobiliario, como muchos otros mercados, capta la atención de sus clientes, fundamentalmente, a través de diversas plataformas o portales de internet. En estas plataformas son dos las vías principales para captar la atención de los clientes: o bien el precio es lo suficientemente atractivo como para que los posibles interesados fijen su atención en el producto, o bien se detienen en el anuncio de un piso o casa cuyas fotografías le han llamado la atención por su decoración, color o composición fotográfica. Cuanto mayor sea el impacto visual del reportaje mayor será, también, la respuesta de los interesados.
UN PEQUEÑO ESFUERZO, UNA GRAN RECOMPENSA
Por supuesto, sabemos que puede suponer un esfuerzo recoger u ocultar todos esos recuerdos que están por las estanterías, paredes y mesitas, pero ese trabajo luego traerá recompensas tales como una mayor respuesta por parte de los clientes traduciéndose, al mismo tiempo, en un mayor número de visitas y, por ende, aumentando las probabilidades de éxito sobre la venta. Igualmente, este “trabajo” previo a la comercialización del inmueble ayuda al comprador a que pueda visualizar de mejor manera la vivienda traduciéndose, muy probablemente, en una posición de mayor fuerza para el propietario a la hora de negociar el precio de venta puesto que la casa genera un mayor efecto de deseo sobre el comprador.
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